Una de las mayores preocupaciones que puede tener un gestor deportivo (por no decir la única) es la importancia de dotar de un seguro de accidentes lo más completo posible a los deportistas que realizan una actividad física bajo su cargo. Por encima de la obligación que impone el RD 849/1993 de 4 de Junio de dotar al deporte federado de una asistencia sanitaria con coberturas ilimitadas, dicha norma se convierte en una obligación moral para ser responsables con los socios de cualquier ente deportivo ya sea regulada o libre. Puede ganar o perder cualquiera en el campo, pero es un derecho que todos y cada uno de los deportistas, tengan la garantía de ver protegida su integridad física según las coberturas contratadas e informadas.
En las últimas fechas hemos visto como el mayor volumen de deportistas tiene una concepción de su tiempo libre como algo amateur, como una forma de desconexión aficionada, sin mayor tensión que la de competir contra sus amigos o conocidos para disfrutar de esos ratos que deja la rutina cada semana. No obstante, es imprescindible entender que el seguro debe actuar de forma profesional independientemente de la categoría. Una de las principales anécdotas que tenemos en la ASDFGH es la que hemos visto con el equipo Alcarria Heat; en sus filas, está un buen amigo de la liga como es Francisco Javier San Andrés, enfermero y dicho en pocas palabras, dudo decir si es mejor persona o profesional ya que ambos baremos los cubre hasta el máximo, ¿por qué?, se desvive cuando alguno de sus compañeros o rivales sufre algún percance, ya sea una leve torcedura o algún problema más serio como los que ocurrieron en la temporada pasada con dos golpes en el cuello y dos visitas de la ambulancia al polideportivo San José. Ciertamente que cada vez que está Javi en la pista, tengo una sensación de alivio ya que, si ocurre algo, va a saber lo que hay que hacer, pero no deja de ser la buena voluntad de alguien que ama el deporte, pero también su profesión y su vocación. La ASDFGH le entregó un premio a la deportividad por todos los gestos que ha tenido hacia su entorno, pero no deja de haber una reflexión detrás que quita el sueño.
En realidad, como los ángeles de la guarda, no hay muchos “Javis” en cada campo y la probabilidad de accidente es muy elevada; ¿cómo proceder cuando hay algún problema serio?. La imagen de algunos considerados amigos en el suelo con algún golpe severo, ya no solo con la responsabilidad que tiene el tomador del seguro contratado, sino la preocupación humana de verles en esos primeros minutos de tensión, a veces es insuperable. Insisto, el marcador da exactamente igual, pero el lunes deben estar todos en su trabajo con la satisfacción de haber competido sin sufrir incidencias. De ahí la importancia de estar preparados para cualquier contingencia: desde tener botiquines disponibles y aptos para el uso, a tener los accesos despejados para una posible asistencia ambulatoria, a poder enseñar (no solo a operarios, sino también a socios o al público en general) primeros auxilios, o toda aquella buena práctica que minimice riesgos. En Guadalajara ya hemos tenido muchas desgracias que sumar a nuestro historial (no solo en baloncesto, también en fútbol o en atletismo) y no nos gustaría tener que sumar más si pueden evitarse con un poco de esfuerzo y planificación.
El deporte, ya sea federado o asociativo, en estos libeles de ámbito provincial o regional, no deja de ser algo amateur y social. La salud en cambio no entiende de niveles y debe ser siempre el pilar sobre el que se asiente cualquier organización deportiva. Cualquier esfuerzo es necesario y toda prevención es poca. A largo plazo lo agradeceremos.
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